¿Quieres que hablen de ti sin sonar arrogante? Se puede pensar eso de, «sería mejor si lo hiciera esa persona que me conoce tan bien». Pero es un engaño y te explico el motivo: terminarías sintiendo una gran frustración. Primero por descubrir que contaría cosas que no querrías y luego porque puede esa persona no te vea como creías.
Pues nada; lo siguiente es, «como tú te conoces no te conoce nadie». Porque ahí reside la esencia del do it yourself —algo en lo que no estoy muy de acuerdo—. En este mundo en el que vivimos se nos ha impuesto esa forma de pensar, pero para mí es una creencia limitante.
Y es que no me gusta la subjetividad que conlleva hablar de uno mismo sin tener presente al lector. Eso es lo que te hace sonar arrogante.
Piensa en Frodo y esa tentación constante que siente por el anillo de Sauron. ¿Recuerdas su lucha interior durante toda la obra?
La marca personal tiene esa trampa, en la que es fácil caer: ese ego que puede aparecer al hablar de uno. Pero en cada esquina de la web estoy poniendo el mismo empeño para no hacerlo. Porque no se trata de «esta soy yo, lo tomas o lo dejas»; así no funciona el copywriting.
Por suerte pude superarlo y encontrar el equilibrio. Así me llegué a sentir, aunque suene tremendo.
Ahora es diferente: si voy a contar quién soy, qué hago y a qué me dedico, habré reflexionado antes para conectar contigo, que me estás leyendo y analizando en cada palabra. Y eso no es negativo, qué va. Valoraré lo que escribo, pero no para engañarte o engatusarte, al revés: Es por no espantarte.
Quiero que te quedes, que leas con calma y que te guste lo que estás leyendo. Que puedas pensar «la voy a contratar».
Así que ya sabes: cuando redacte, lo primero no será definitivo. ¡Es este simple post, y ya lo he cambiado varias veces! He repasado cada letra, he buscado sinónimos, dado la vuelta a frases, tiempos verbales… Pero lo que he querido contar estaba claro desde el principio y eso, my friend, no ha cambiado. ¿Ves? No es prepotencia: es decir las cosas bien.
¿Conoces la frase «el tiempo es oro»? A ese «sobre mí» le dedico un momento concreto para poder pasar a otro texto, a otro cliente. Usando las palabras adecuadas y controlando ese impulso ególatra que no me va a llevar a ningún sitio. Hay que elegir qué contar, porque luego queda la tarea invisible y menos agradable: repasar y corregir hasta darlo por terminado.
Llegar a ese punto de aceptación es liberador. Comprendes que habrá temas de los que nunca podrás hablar. Y que habrá clientes que nunca tendrás; no pasa nada. Se asume y ya está.
No hay historias perfectas ni se trata de escribir una novela conmigo de protagonista. Por eso me gusta este trabajo, porque cuando tengo que ponerme en tu piel soy capaz de conjugar mi forma de ver las cosas con la tuya, evitando perderme en el narcisismo del «yo antes que tú».
De eso se trata el hablar de uno mismo y no parecer pretencioso.
¿A que es una suerte poder practicarlo desde que me presento? Te leo en comentarios.
¡Gracias por pasarte!