«Érase una vez…» Así comienza un cuento y cualquier buen relato. El storytelling, palabra que (me disculpáis) no tiene traducción directa —aunque significado en castellano de varias palabras sí lo tiene— es solo esto: hacer una buena narración gracias a un hecho. Así que la pregunta «qué es» tiene una respuesta sencilla. Tienes que enganchar a tus lectores. Y lo puedes hacer de una forma asequible: contando una historia, algo que les permita sentirse identificados.
Hoy en día es complicado atraer miradas, ya no solo por la cantidad de información de la que disponemos a través de todos los canales, sino porque es cada vez más complicado pasar de esos temidos primeros segundos y permanecer más tiempo en una web. Hacer marketing nunca fue tan difícil. Se necesita un talento excepcional y muchas dosis de creatividad. El objetivo sigue siendo el mismo: vender.
Y vender contando una historia es muy sencillo, si te planificas lo suficiente:
1. Eliges el tema / el objetivo.
2. Seleccionas la anécdota o el dato que hará de dardo para captar la atención de tu audiencia. Para crear ese vínculo emocional con quien te lee.
3. Cuentas una historia personal (propia o no) y la unes con lo que al principio tienes como objetivo.
Ya está. Simple, ¿verdad?
La importancia del storytelling
Entonces, ¿por qué es tan complicado el storytelling?
No lo es. De verdad. Solo tienes que poseer la parte creativa. Y no se trata de ser alguien con talento (no es obligatorio) porque se puede trabajar. Tienes cursos, libros, consejos en redes sociales, tips, trucos… Puedes aprender a estructurar las ideas y a trabajar la inspiración. No vamos a negar que hay quien posee ese don innato; conoces a esa persona a la que se le da genial —seguro que estás poniéndole cara en este momento—. Pero todos, sin excepción contamos sobre productos, sobre servicios, etc., todo el tiempo. A veces no nos damos ni cuenta pero siempre andamos hablando de experiencias. Desde un comentario en Instagram sobre ese post que te ha recordado a lo que te pasó aquella tarde, a una calificación en una App de comida a domicilio en la que además das tu opinión sobre el trato. Fíjate en la palabra clave: opinión.
Ahora piensa en tu blog. ¿Puedes trasladar esa experiencia a una historia para vender? Usa como ejemplo algo que te ocurrió, algo que le pasó a fulanita.
Pues compliquemos un pelín el esquema anterior, añadiendo un dato clave, tu público. Ya está. Voy a ponerlo de nuevo:
- Piensas bien en tu audiencia.
2. Eliges el tema.
3. Seleccionas la anécdota o el dato que hará de dardo para captar la atención.
4. Cuentas una historia personal (propia o no) y la unes con tu objetivo.
Siempre es lo mismo, escribir para vender.
¿Te atreves ahora con el storytelling? Te leo en comentarios.
¡Gracias por pasarte!